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Un buen articulo!

Navegando y leyendo en la web, descubro este articulo en el diario La Nación de Argentina, sobre la velocidad de las computadoras, espero te resulte tan ameno como a mi!!!

Una vez cada 68 millones de años:

El concepto de inteligencia se nos viene escapando de las manos desde que somos... bueno, inteligentes. Le hemos puesto números y adjetivos, pero hoy sabemos que ser inteligente es tan relativo como ser bello. Quizá por eso, los griegos, usualmente sabios en estos menesteres, usaban la palabra kalós para referirse a alguien o algo que no sólo era bello, sino también justo. De hecho, nada podía ser bello sin ser bueno y justo al mismo tiempo.

Enfoques filosóficos aparte, ¿es más inteligente un sujeto analítico y profundo que, sin embargo, en una situación de crisis pierde la cabeza, o lo es aquel que, sin darles tantas vueltas a las cosas, más superficial y a veces hasta pueril, se mantiene firme en medio del desastre? ¿Es más inteligente el que huye y sobrevive o el que enfrenta y perece? ¿Quién es más inteligente, el que tras un día negro te da buenos consejos o el que te da un abrazo silencioso? ¿Puede la inteligencia juzgarse a sí misma? ¿Es inteligente hacer estas preguntas? ¿Siempre ser inteligente es ser inteligente, o a veces es una tontería el serlo, y por lo tanto hay veces que ser inteligente es igual a no ser inteligente?

Por fortuna, no tengo respuestas para esto. O, lo que es más probable, no soy lo bastante inteligente.

Pero al mirar las tablas con las velocidades estimadas de las computadoras (y, para el caso, de todos sus derivados, como celulares, reproductores de MP3 y cámaras digitales), es posible sacar una conclusión: ser rápido no es ser inteligente. A lo sumo es ser ingenioso. Una vez me dijeron una frase interesante, que viene a cuento: "Ingenioso es aquel que sabe salir de las situaciones en las que el inteligente nunca se hubiera metido".

Medir la velocidad intelectual de una persona es tan difícil como trivial. Medir la velocidad de una computadora es más sencillo. Si bien hay mucha polémica al respecto, en última instancia estamos evaluando el número de cálculos que hace un chip, o cuántas instrucciones es capaz de ejecutar en un cierto plazo.

Aparte de los famosos megahertz (MHz), que sólo consignan cuántas veces por segundo late el marcapasos del chip, existen los Mips y los Flops . Mips viene de millones de instrucciones por segundo y Flops , de operaciones de punto flotante por segundo (Floating point operations per second) . El primero mide cuántas instrucciones puede realizar un microprocesador; el otro, cuántos cálculos con números reales puede completar ese chip en un segundo; en español deberíamos decir operaciones con coma flotante.

Están tan lejos las computadoras de ser inteligentes como lo estaría una persona que sólo fuera capaz de resolver rápidamente raíces cuadradas y divisiones con coma. Esto suena a simple cháchara, otro intento fútil de defender un cerebro orgánico que, frente a la tecnología, se va quedando obsoleto.

Bueno, no. Además de que ese cerebro orgánico es el que ha diseñado al otro, al microprocesador, que de cerebro tiene poco y es más bien una supercalculadora programable, esta semana he traído también algunos números.

Dame un segundo

Puesto que los chips no reflexionan ni tienen emociones, en el único punto que nos podemos comparar con ellos es en esto de ejecutar instrucciones o hacer cálculos. Grosso modo , e insisto con que medir la velocidad de las computadoras es una ciencia compleja llena de polémica, uno de los chips más rápidos para computadoras personales, el Core 2 Duo, alcanza unas 27.000 millones de instrucciones por segundo. Se estima, aunque esto es sumamente variable, que una persona puede hacer 0,0119 instrucciones por segundo usando lápiz y papel. Así que a cualquiera de nosotros nos llevaría 72.000 años hacer lo que esa PC hace en un segundo.

En cuestiones aritméticas somos todavía más lerdos. Una persona normal, se estima, tardaría un cuarto de hora en realizar una división compleja con diez dígitos significativos. Una de las más modernas tarjetas de video de ATI, la Radeon HD 4870 X2, procesa 2,4 billones de cálculos de coma flotante a cada segundo (así es, 2,4 millones de millones). Por lo tanto, para igualar lo que una placa de video hace en un pestañeo una persona necesitaría más de 68 millones de años. Si existiese alguna forma de coordinar el esfuerzo de todos los seres humanos de cualquier edad sobre el planeta, necesitaríamos 4 minutos para hacer lo que un chip del tamaño de una estampilla hace a cada segundo. Pero un segundo no es nada. Pongamos un ejemplo práctico.

Para lograr lo que esa tarjeta de video procesa en una carrera de 15 minutos del Need For Speed Pro Street , la humanidad entera debería trabajar diez años. Sin descansar, alimentarse ni dormir.

No hay duda de que si las computadoras no nos dominan es porque no tienen ganas. Literalmente.

Calculando el amor

Los datos que acabo de dar tienden a ser usados para demostrar lo poderosa que es la tecnología, humillarnos con ejemplos brutales de su incomparable poder de cálculo y dejarnos claro que no porque sí Deep Blue le ganó a Kasparov en 1998. Pero creo que hay otra lectura posible.

Si a pesar de tener un chip que puede hacer más de dos billones de cuentas por segundo las tarjetas de video todavía son incapaces, no digamos ya de plantearse de dónde vienen o cuál es el secreto de la felicidad, sino de charlar con nosotros sobre nuestros gustos y tal vez recomendarnos cambiar el gamepad, porque de otro modo vamos a terminar con lesiones en las articulaciones, entonces quiere decir que no son tan rápidas. Son más bien obtusas. O, para decirlo de otra forma, sus 2,4 billones de operaciones de coma flotante por segundo son, en comparación con la potencia intelectual de una persona, una pizca insignificante de inteligencia.

Si un procesador que despacha 27.000 millones de instrucciones en un pestañeo todavía necesita preguntarnos "¿realmente quiere cerrar su sesión?" o "el archivo ha cambiado, ¿desea salvar los cambios?" significa que como un reloj, al que las horas no le interesan, pasa por la misma situación sin percatarse de nada.

Seguimos hablando de cerebros electrónicos. Pero mire: la computadora más rápida del mundo, la Road Runner de IBM, llegó a los 1700 billones de operaciones por segundo, es decir, 1,7 petaflops. Se la ha de usar para controlar el inventario nuclear de los Estados Unidos. No sabe leer ni escribir. No disfruta de la música. No le importa nada, ni deja de importarle. No pone entusiasmo en hacer lo que hace, ni tampoco todo lo contrario.

Como dije, si las máquinas no nos conquistan, es porque no tienen ganas. Ni dejan de tenerlas. Tampoco se les da bien el sentido del humor. Por ahí harían falta más transistores, más velocidad, pero a veces me gustaría que los programas se cerraran sin preguntar cuando aprieto Alt+F4 , y si pierdo algo, que la máquina me diga: "¡Ja, y vos eras el que se quejaba de que preguntábamos demasiado, cabeza de chorlito!"

Nos quieren hacer pensar -son especialmente sintomáticos esos programas de divulgación del tipo "Asómbrese con los milagros de la técnica" o "Maravillas de la industria"- que 1700 billones de operaciones de coma flotante por segundo es mucho más que lo que puede el cerebro humano. Bueno, no estoy seguro. No lo sé. No creo, en realidad.

¿Cuántas operaciones de coma flotante hacen falta para sentir piedad?

¿Y para sacrificar la vida por un ideal o por un hijo, como esa madre en el desastre aéreo del aeropuerto de Barajas, en Madrid? Y esa madre es todas las madres.

¿Cuánto poder de cálculo hace falta para sentir fe, alcanzar el satori, escribir la Divina Comedia o, sin irnos tan lejos, luchar contra las adversidades y las amarguras o, cada tanto, sentir la felicidad, que no se explica ni se deduce?

En este punto suelen decirme que estoy comparando peras con naranjas. Oh, no, no soy yo, sino los que insensatamente llaman cerebro electrónico a algo que en realidad no es sino puro músculo.

Los expertos en inteligencia artificial son más inteligentes, por fortuna. Ray Kurzweil ha dicho que para 2029 las computadoras de escritorio tendrán la misma capacidad de procesar información que los cerebros humanos, claro está que en términos de máquina. Y que podrán automejorarse hacia 2045.

El gran Alan Turing sostuvo que "si una máquina actúa con la misma inteligencia que un ser humano, entonces es tan inteligente como un ser humano". Ha pasado medio siglo desde esa afirmación. Me temo que hoy, cuando la idea de inteligencia se ha vuelto multidimensional, Turing quizá pensaría que una máquina es tan inteligente como un ser humano sólo si se siente tan inteligente como él.

Porque tal vez, en la suma final, ser inteligente es saber que no lo sos tanto, ni lo sos siempre, y aprender a vivir con eso.

El viejo y sabio "Conócete a ti mismo".


Escrito por Ariel Torres

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