Un partido para la leyenda le permitió al Madrid discutir como nunca la jerarquÃa del Barça de estos tiempos. De un duelo mayúsculo, con tanto hueso como buen fútbol, el equipo madridista alzó la Copa que se le resistÃa desde hace casi dos décadas. Y lo hizo en un momento simbólico por la fabulosa dimensión de su adversario, lo que revaloriza más si cabe su victoria en Mestalla. Fue un encuentro sin mezquindades, para la heroica, con dos conjuntos llevados al sofoco casi inhumano, con dos partes muy bien retratadas por cada uno. Un Madrid pletórico y arrebatador en la primera parte y un Barça sinfónico en la segunda. No hubo cháchara alguna y el choque exigió una mirada en cada instante, para mayor cultivo de las emociones que siempre depara este mÃstico torneo. Una cita asà merecÃa el descorche de un golazo. Y lo hizo Cristiano, ariete improvisado anoche, con un cabezazo magnÃfico tras un no menos fabuloso centro de Di MarÃa.
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